Hoy, mientras conducía de regreso del trabajo, callejeando y zig zagueando por los Madriles y, a pesar de todos lo posibles pesares, que les hay, no traía en mente ni a uno solo de estos. Precisamente, cuando tengo más pesares, es cuando más pensamientos o ideas ajenas a ello me llegan. Es como si un chip se pusiese en marcha alejando mis pensamientos a otro momento.
Según me dirigía calle Toledo abajo para cruzar a esa altura el río Manzanares y llegar al otro lado de la M-30 o actualmente calle 30, me he encontrado de frente con los dos obeliscos de la Glorieta de Pirámides, estos, por su forma, dan nombre a la misma. No me extraña que en ese momento, nada se me pasase por la cabeza ya que lo que divisaban mis ojos era extraordinariamente bello. Justo ha habido un momento en el cual, ambos , a pesar de estar en paralelo, han llegado a estar tan alienados que parecía que era mi vista que estaba duplicando un mismo objeto. El cielo estaba de un suave color lila y anaranjado y entremedias la luna resplandecía de un blanco espectacular haciendo que las otras nubes de alrededor pareciesen de plata. Nunca había presenciado una amalgama similar, supongo que he coincidido en ese preciso instante en el tiempo, donde se juntan o hacen el cambio de guardia el atardecer y la noche. EL viento soplaba lentamente y así es como estas,las nubes, se desplazaban , al igual que lo hacía yo al conducir. Nuevamente el ángulo cambió y ambos obeliscos quedaron en paralelo absoluto dandome la sensación de que estaban entre los dos sosteniendo el universo en su totalidad.
He sentido, lo bonita que es la vida, a pesar de no ser lo. He seguido pensando mientras conducía los últimos kilómetros a casa. He pensado en el mundo, en sus orígenes, en las galaxias exteriores a la Vía Láctea, en que están en continuo movimiento y en que quien dice que nosotros no lo estemos también y lleguemos a estar perdidos en el espacio infinito y, es que a caso no lo estamos ya. Si el universo está en expansión se puede rasgar. Si la densidad del tiempo es lo que creó la tierra, no hubo Big Bang sino todo lo contrario. De repente, he pensado en voz alta;
Se dio a luz. Nació sin llegar a este mundo. Fue el mundo y lo sigue siendo.
He comparado sin dudar ni un instante, la similitud existente entre la tierra y la mujer. Ambas existen con el propósito de dar vida. Ambas gestan, paren y confortan a los nacidos y ambas, reciben más a menudo de lo que debiese, el mismo mal pago. Ambas van envejeciendo, una muere irremediablemente y la otra, está a punto de convertirse en mortal.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Precioso.
ResponderEliminarAdemás, me encantan los posts “en route”, sobre todo si son en una ciudad que me resulta tan atractiva y desconocida como Madrid.