viernes, 12 de noviembre de 2010

Ni sí ni no, ni todo lo contrario...

Estoy leyendo un libro muy “chulo”, trata de un tema muy genérico y de completa actualidad y cotidianeidad.. y es, el intercambio de correos electrónicos entre 2 personas durante largos meses e incluso años, sin haberse llegado a conocer en persona en este espacio de tiempo. Identifico gran parte de su contenido con un post que colgué hace algún tiempo y lo achaco a que como he dicho, el tema es de actualidad y muchos de nosotros podríamos estar viviendo este tipo de experiencia… yo al menos, sí.

Entre estas dos personas que de forma totalmente casual llegan a tener el primer contacto por correo electrónico, llega ha haber un vinculo fortísimo, se conocen el uno al otro profundamente a base de leerse y leer entre líneas, se crea una necesidad entre ellos de recibir correos, pelean y acto seguido se adoran, quieren cortar la situación pero después ninguno quiere en realidad… se quieren conocer pero temen hacerlo por si pierden lo que han elaborado y que tanto les satisface…

Nunca imaginé que me llegara a suceder, pero precisamente por no esperarlo es recibido.. uno cree no involucrarse por emplear unos minutos en contestar un correo electrónico, pero en un mínimo tiempo se han intercambiado largas conversaciones escritas, las cuales puedes leer y releer las veces necesarias como para apreciar esas palabras cada vez más, te hacen compañía mientras esperas el próximo correo y todo esto sin saber nada de la otra persona, tan solo con lo que se va percibiendo y atesorando en nuestro interior.. llega el momento en el cual este espacio empieza a quedarse pequeño y quieres conocer a esa persona, a la vez piensas que si lo haces, el encanto de ponerle imaginación , vida y expresiones a las palabras escritas, llegaría a acabarse… ¿sería lo mismo , seguiríamos escribiéndonos de la misma manera una vez nos hubiésemos conocido en persona? Pues claro que no, no sería igual ya que cada paso significa un descubrimiento y este hace sombra al anterior y de alguna manera lo elimina poco a poco, o de golpe. Cada relación nace de una forma y es posible que de esta deba permanecer, el alterarla la podría llevar al deterioro o al fin de la misma. De alguna forma he experimentado esto que comento, de empezar con correos de bastante contenido “rico”y aunque no a diario con cierta regularidad en los que llegaba a mantener conversaciones compartir sensaciones extraordinarias, a el simple hecho de tener un día la opción de usar el sms y prescindir del correo electrónico por completo, llevando a la minimización lo que se había conseguido elaborar en unos meses de carteo. El sms es instantáneo y para quien, mas próximo… pero es tan escueto que se pierde el entusiasmo en ello. El siguiente paso es hablarse por teléfono… cuesta hacerlo por primera vez y quizá también la segunda (la tercera sigo tan nerviosa como la primera y los nervios hacen de mi una payasa que no sabe ni que decir) aunque realmente, no es cuestión de hablar del tiempo o de cómo te ha ido en el trabajo etc.. pero es de lo que se habla ya que por teléfono, no se puede uno poner a filosofar, a contar sus inquietudes, o pequeñas chorradillas que para nosotros son importantes y pretender que el otro este al otro lado como un pasmarote escuchando… el teléfono es inoportuno, suena cuando estas ocupado, conduciendo, en la ducha… y el tiempo que se dedica a una conversación es limitado casi siempre, en cambio los correos, uno se pone a escribir a las tantas, tranquilamente , sin prisas y con absoluta dedicación sabiendo que la persona que lo recibe, lo leerá y saboreará cuando tenga tiempo para dedicárselo, para dedicárnoslo… El siguiente paso es conocerse en persona, uffffff sí, no, no, sí… aquí pueden suceder varias cosas, que sea maravilloso y se quiera seguir carteando, chateando o incluso seguir viéndose… o, que todo acabe en ese encuentro.. si ya habíamos reducido los correos a sms ahora ya ambos medios desaparecen y las llamadas de teléfono no hablemos de ellas. A esto es a lo que a veces no queremos exponernos, a perder lo que hemos ido forjado y que tanto nos complace y llena , pero depende de que caso, es mejor llegar al ultimo paso, para verificar si debe o no, ser el ultimo…


Por cierto el libro se titula : Contra el Viento del Norte