domingo, 4 de marzo de 2012

Más allá del horizonte

Vuelvo a darle vueltas a lo de siempre, una y otra vez a lo mismo , que nunca lo es...

Por más que lo intente, por mas que quiera aceptar cada situación que se presenta segundo tras segundo como algo casual, siempre lo concibo como el resultado de ese navegar por los mares infinitos, por ese cabalgar por las galaxias lejanas, esas que hace millones de años dejaron de existir pero que aun nos albergan. Nada sucede porque sí al igual que lo que no sucede tiene su porque y ello, hará que sucedan otras cosas que a la vez, privaran de que sucedan otras. Debo reconocer que hoy estoy especialmente revuelta rebuscando en mis diarios de abordo, sí, diarios ya que todo esto no solo trata de un viaje, sino de infinitos intentos con sus consecuentes naufragios, descubrimiento de nuevas tierras, conquistas, reconquistas...

Hoy, he vuelto a llegar aquí, igual que lo hice ayer y antes de ayer e igual que lo he estado haciendo a lo largo de mi vida... siempre llego al día de hoy y siempre hay un dato relativo que se remonta en el pasado y que se entrelaza con situaciones algunas agradables y otras no tanto. Hoy, he estado analizando una nueva situación en mi vida y hoy, es hoy, tal y como lo estoy viviendo pero data su origen hace 28 años aunque, siempre puedo retroceder aun más y más pero lo limitaré ahí , justo cuando empecé a cuidar a unos niños a quienes aprendí a querer como si fuesen propios y al igual que sucedió con sus progenitores, todos nos queríamos de verdad. En el cumpleaños de uno de los niños, el mayor de ellos, yo preparé la merienda para la fiesta familiar... tortillas, croquetas, huevos rellenos y alguna que otra vianda que ya no recuerdo.

Al día siguiente, ella, la madre... mi amiga... me dijo lo mucho que había gustado lo que había preparado para la fiesta y que en especial a su hermano Greg que casi se ¨pelea¨con uno de los invitados por el ultimo huevo relleno. En ese momento, sin conocer el aspecto de su hermano sentí un vuelco en el corazón y, se que no fue porque le encantaron mis huevos rellenos. Los niños crecieron, yo dejé de cuidarles y seguí mi vida, ellos siguieron la suya pero seguíamos manteniendo el contacto y un fuerte vinculo. En los últimos 3 años, he asistido a eventos familiares relacionados a mi amiga, eventos muy tristes y otros muy felices en los cuales Greg debía estar y estaba pero que una vez más, el sentimiento envolvente de cada situación volvía a ser caprichoso y no nos presentaba hasta que el día 11 de Febrero, nuevamente formé parte de un evento familiar donde el también estaría. Yo llegué la primera y junto a mi amiga, íbamos recibiendo a sus familiares y, detrás de una timbrada se abrió la puerta y, allí llegó él. No podía creer que después de tantos años, ese tenía que ser el instante preciso para conocerle a pesar de conocerle ya desde hacía tanto tiempo. Estaba convencida de todas las situaciones adversas y dolorosas por las cuales mi amiga había tenido que pasar en su vida para llegar a este instante de la fiesta y que de no haber sucedido así, esta fiesta no se habría celebrado . La fiesta fluía llena de dulzura y amor ya que allí la noticia de que mi amiga sería abuela, se anunció. Al cabo de un rato, me dirigí a Greg con unas palabras y allí en ese instante elegido, fue cuando él supo de mi existir.

A pesar de que uno de nosotros cabalga y el otro navega siempre queda la esperanza de saber de la existencia de ese preciso lugar a un paso más allá del horizonte.