jueves, 4 de agosto de 2011

Diploma por méritos

Existen cada día más empresas en las cuales se se trabaja por objetivos. Se establecen a principios de año, se revisan a mediados y , se evalúa el ¨performance¨ a finales. Según la evolución/cumplimiento de dicho performance, entre otras cosas, se gratifica económicamente a cada empleado. Este sistema , si se lleva a cabo correctamente, permite tanto al empleado, como a la patrón, carearse a mitad de año para exponer debilidades, pensamientos, inquietudes y considerar si el volumen de trabajo es llevadero etc.. A final de año se reunen nuevamente y como he comentado anteriormente, se cierra el año con un ¨rating¨ que no siempre es el esperado ya que todos pretenden el más elevado, sea cual sea el ritmo de su actuación, ya que de ahí se calcula su plus anual. Así es como más o menos se desarrolla el proceso. El empleado, lo es por dinero y, el empresario lo es por mucho más pero, si este desea que sus empleados sean productivos, debería evaluarles y gratificarles según desempeñen y de esta manera el que desee más, que lo busque, a base de su esfuerzo, de ellos solo depende obtener el beneficio máximo (en principio).

Cuando iba al cole en Australia, tenía una profesora que era una de las personas más maravillosas que he conocido en mi vida... Mrs Alder. Ella era la profesora de Inglés como segunda lengua (English Second Language ESL) a lo largo de su trayectoria, había enseñado Inglés a cientos de niños de todas las nacionalidades, entre ellos, yo. Cada día, cuando se acercaba la hora de salir, iba llamando a los niños a acercarse a su mesa con el cuaderno y cada día nos ponía a cada uno una estrellita de distinto color. Oro, plata, verde, rojo , azul, amarillo y naranja. Cada color, representaba el nivel de ejecución por parte de cada niño. El oro era el más elevado y el naranja no era el menos ya que menos, no existía. Naranja significaba, debe esforzarse más pero lo está intentando. Todos salíamos con nuestra estrellita y si deseábamos tener siempre la de oro, de nosotros dependía. Si el naranja hubiese significado un MAL ABSOLUTO, ese niño no hubiera tenido esa mínima gratificación de reconocimiento a su ligero esfuerzo- aunque posiblemente ficticio- y se hubiera ido a casa desmotivado sin ganas de realmente superarse al día siguiente, o al otro. Recuerdo que todos los de la clase llegamos a conseguir al menos una estrella de oro.

Solo tengo un hijo con lo cual, no he podido experimentar como madre la teoría de Mrs Alder pero, creo que, de haber tenido varios hijos, su método hubiese sido el elegido ya que, así, como ella actuaba, es como creo que debe ser. Cuando varios hijos estudian y conviven en familia, no solo se debe gratificar al mejor estudiante, se le debe gratificar de distinta manera por sus buenos resultados pero, a los demás, por otras aptitudes. Seguro que si no es buen estudiante, tiene los cuadernos limpios y con buena caligrafía. O es bueno en dibujo,o, es un gran gimnasta ,o, le falta un poco para aprobar matemáticas. El esfuerzo debe ser premiado y, el fracaso, no acentuado. Si se acentúa, se crea la idea fija de que no podrá llegar y al final del día, no llegará. Puede que no llegue nunca, pero por supuesto que al menos, si no llega, que tenga la mente limpia de perjuicios y negatividad para que en un futuro, si es que llega el caso, no esté tan frustrado que no pueda continuar, si lo desea. Si se castiga al fracasado, el triunfante considera su triunfo como una roca aplastante hacía el fracasado creándose un odio que perdurará eternamente y que habremos creado nosotros, los padres. No solo en cuestión de estudios se debe aplicar esta "ley" sino a nivel general para no crear entre nuestros hijos, esas rivalidades de quien es el mejor o a quien ellos llegan a creer, que les quiere más que uno o a otro. Este año, ha sido el peor en términos escolares para mi hijo y, precisamente por eso, y como el no es culpable y, aunque lo fuera, siempre tengo algo importante por lo que gratificar le y eso es EL.Con lo cual, le he comprado una bici nueva, y nos vamos unos días a Cádiz!