viernes, 26 de agosto de 2011

Aquí y allá

Cuando la vida quiso darme otra oportunidad, hace ya más de 23 años, al despertar sentí un gran vació. Estaba enfadada y no quería ver a nadie. En la cama, permaneci inmóvil durante varios días con la cabeza girada hacia la ventana y sin querer hablar. Me sentía rara, como si aun parte de mi estuviera al otro lado y esperaba su regreso atenta para no dejar nada allá. Recuerdo una extraña y ligerísima sensación electrizante por todo mi cuerpo que me hacía sentirme a mi misma, a mi cuerpo interno, a mi ser, como nunca había sucedido. No quisiera para nada, volver a pasar una experiencia como aquella pero, sí desearía percibir mi existencia como en aquellos días mientras miraba por aquella ventana. Se que algo en mi cambió.

Las chorradas que ahora voy a escribir, me llegan un poco recordando aquellos ratos y sensaciones que, hoy, no se porqué, ni porqué no, me llevan rondando todo el día.

Mietras nuestra sangre no deje de circular, seguimos en continuo movimiento permanezcamos inmóviles o no. Todo lo relacionado a la ¨magia¨de nuestra existencia es tan preciso y sistematico que, en el momento que deja de serlo mínimamente, no soportamos la sensación ya que en el fondo, no queremos sentirnos, ya que es entonces cuando nos percatamos de nuestro mecanismo. Es cuando tememos la certeza de que no estamos solos para decidir, que algo respira por nosotros. Nos asusta saber de esa existencia ya que, en esos momentos o mientras dure este tiempo de acercamiento o reconocimiento, dejamos de ser ese ser que no se siente así mismo, ese que se denomina ¨libre¨ y ¨autónomo¨, para pasar a sentirse en exceso o, tan solo llegar a sentirse y, o, identificarse como lo que en realidad somos.. y no ser solo lo que nos creemos ser.