jueves, 16 de enero de 2025

Bea

Cada vez que he tenido un perro le he querido profundamente. Habrá quien diga que como se puede querer profundamente a un animal pero, en su escala, así es como denomino el sentimiento que les he procesado. Recuerdo a dos de ellos que consideré como los que mas he querido de todos y mido el cariño que les llegué a tener y lo importantes que eran para mi. Cuando uno sucedió al otro, a éste no le quería, me negaba a aceptarle ya que Niky, el anterior, había sido el perro de mis sueños en todos los aspectos. Poco a poco Rusty me fue cautivando ya que parecía ser que percibía mi rechazo y hacía lo posible por conquistarme y, así fue. Nuevamente, Rusty se convirtió en el perro que más he querido. En esta ocasión Penny -así se llama la perrilla que he adoptado hace unas semanas- no ha tenido que soportar mi rechazo, o , mas bien yo no me he forzado en rechazarla por el hecho de que ¨susutituyese¨ a Rusty ya que después de la experiencia con los anteriores perros, aprendí que ninguno había sustituido al otro, simplemente les tocaba estar, ya fuese conmigo o con otra persona que les acogiese. Estoy convencida de que ella llegará a ser nuevamente el perro que mas quiera. Esta ¨ley¨ se aplica a la perfección hacia las personas. Cuantas veces nos hemos enamorado y hemos considerado que era la persona que más hemos querido en el mundo, el amor de  nuestra vida... y haber sentido y pensado esto mismo una y  otra vez. Se ama hasta el infinito a aquello que se ama en ese instante y mientras dura. Después queda el recuerdo de ese sentimiento que por mucho que lo intentemos ya no podemos intensificar.

Trabajo en un edificio donde ¨convivimos¨ aproximadamente unas 1000 personas, de las cuales 600 pertenecen a la empresa para la cual trabajo. Hay mucho movimiento entre departamentos, la gente cambian de una planta a otra y a veces, después de varios años uno se encuentra con alguien que habíais dejado de ver y que solo en ese instante te das cuenta que aun está en la empresa y percibes que a el/ella le ha sucedido lo mismo que a ti al verte. También sucede que, hay personas con las que a pesar de haber trabajado muy de cerca y haber sido buenos compañeros, si hay movimiento, siempre se procura mantener el contacto. Es increible lo que cambiar de planta puede llegar a suponer en cuanto a lejanía se trata.

Desde hace unos meses, llevo esperando la llegada de una ¨crisis¨... y, ya ha llegado.
El Lunes, alguien a quien conocí hace 2 años y que aprendí a querer en ese preciso  instante,  Alexandra, se marchó de la empresa con el fin de emprender una aventura ... un MBA en Georgetown. Mañana, si no sucede un milagro, también se marcha alguien sumamente importante para mí, ésta es desde hace 8 años como una hermana, Miniña Bea. Nuestra amistad ha convertido cada día laboral durante estos años en una semi-fiesta. Bea y yo habíamos compartido área de trabajo pero fue trasladada a otros departamentos en distintas plantas pero a diferencia de otras personas,   no nos importa la distancia que estas marcaba entre nosotras y nos seguimos viendo cada día. Hoy, día 17 de Enero de 2025, después de 12 años, vuelvo a retomar el hábito de escribir en este espacio y, seguiré contando la historia de nuestro vínculo desde entonces a día de hoy, es largo de contar pero lo más importante es que continuará hasta el último día de mi existencia.  
Paciencia, pués...


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