martes, 27 de septiembre de 2011

La parodia humana

Cuando se finge amor, se corre el riesgo de llegar a sentirlo. Quien parodia sin las debidas precauciones acaba siendo víctima de su propia astucia. Y aunque las tome, acaba siendo víctima igualmente. Ya lo dijo Pascal: “Es casi imposible fingir que se ama, sin transformarse en amante”.

Solía salir al “backyard” - jardín trasero- cada tarde. Eran unos 2000 metros y éste y todos los jardines del barrio eran anexos de un bosquecillo. Cogía mi mantita y me tumbaba en la hierba panza arriba cerraba los ojos e imaginaba que tenía poderes para atraer a los animales a mi lado. Los Koalas con su olorcito peculiar bajaban de los eucaliptos a tumbarse conmigo en la mantita y les acariciaba y abrazaba. Los wallabies siempre se arrimaban a husmear y sentía el aire que salía de sus enormes narizotas y cómo sus bigotes acariciaban mi mejilla. La Kookaburra cantaba como loca cuando percibía que algún peligro nos acechaba, como podría ser una serpiente de moqueta – carpet snake- o una iguana. Al rato, me levantaba y hacía una gira por el bosquecillo acompañada de todos ellos y jugábamos y, hasta teníamos nuestras conversaciones que obviamente, yo dirigía a mi antojo. A veces, solía vestir de “genio” y me metía en la botella, esto, después de haber visto un episodio de ¨mi querida genio¨. También era la mujer más hermosa del mundo, cada vez que me ponía los tacones de mi madre y me pinta los labios con su carmín carmesí.

Todos hemos tenido fantasías, y no solo a lo largo de la niñez. Pueden llegar a sentirse de tal manera, que rozan la realidad o, casi diría que superan la misma, a veces. Que es lo que nos hace diferenciar la realidad de lo meramente imaginario?
Lo es a caso la presencia de lo material o, lo material lo percibimos precisamente a través de la imaginación en sí? La realidad no lo es tanto, sino como cada uno la percibe,con lo cual, a caso se le puede llamar real. Las historias no lo son tanto como se viven, sino cómo se cuentan, ya qué, una vez vividas, la mente, acompañada de sus aleccionadas, la memoria y la imaginación, son las verdaderas fuentes que nos permiten revivir la realidad ya que esta, tan solo existe mientras está sucediendo y, no siempre. La imaginación es la que decora cada instante con sus mañas y consigue que creamos en lo que llamamos la realidad. Realmente, que sabe nadie...

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