domingo, 21 de agosto de 2011

Y mañana, más...

No te acostarás sin saber algo nuevo. Puede que así sea sin que lo apreciemos por su aparente insignificancia pero, siempre, si pusiésemos un poco más de interés en lo que nos rodea, nos daríamos cuenta que es cierto, siempre se está en etapa de aprendizaje.


Ayer mismamente, aprendí a recoger la ceniza que se cae de los cigarrillos, la pavesa esa, sin que deje a penas rastro y sin que se desmorone. Se trata de, chuparse/humedecerse la punta de un dedo - el que nos de la gana- y posarlo suavemente sobre la susodicha ceniza y, ésta se adhiere al dedo. Una vez en el dedo, uno la puede tirar o, la puede usar como sombra de ojos, o de ojeras... tanto me ha gustado esta técnica que, mañana, a la hora del cigarrillo - yo no fumo- de los compañeros de trabajo, cuando bajan al parterre a fumar, voy a bajar única y exclusivamente a practicar y hacerme experta como recoge cenizas.

Hace unos años, cuando tenía 19, me casé y me marché a Australia. - ya lo he mencionado en otras ocasiones- Allí necesitaba ponerme a trabajar y ganar lo máximo posible para poder regresar corriendo a España, ya que ciertas cosas ya empezaban a no funcionar bien. Me hablaron de que en los Stubbies - una factoría enorme de confección- necesitaban maquinistas remalladoras y que pagaban un montón. Me presenté y les dije que yo había trabajado en España cosiendo pero que las máquinas eran distintas. La ¨maestra ¨de taller me dijo, vale , van y haz una prueba... ni corta ni perezosa me dirigí a la monstruo máquina y no sabía ni por donde me andaba. Ella, la maestra me dijo; ven a mi despacho y con una sonrisa en la cara dijo, tú no has cosido en tu vida pero solo por las agallas que tienes, empiezas mañana y en 3 meses si no consigues aprender y hacer la producción minima requirida, te echo a la calle. Poco antes del tercer mes ella vino a mi sitio y muy contenta paró el taller para darme en persona la paga de la semana y unos dólares extra que había conseguido por pasar la cuota mínima.

Ella me brindó la oportunidad ya que bajo su criterio, merecia la pena. La cosa salió bien, como pudo no haberlo sido, pero así es la cosa cuando apuestas.

Es maravilloso tener capacidad para ofrecer la oportunidad a alguien, no solo como me sucedió a mi en aquella ocasión , sino mas bien, las oportunidades entre las personas, como personas. Soy incapaz de romper una amistad o, una relación, sin haberlo intentado. Y cuando digo intentado, me refiero a reflexionar los motivos existentes o inexistentes y razonarlos con la otra persona. Se que a veces soy un poco pesada pero, siempre me digo; Y por qué no insistir una vez más si considero que merece la pena? llega el momento en el que ya entiendo que no debo ser plasta, y ceso pero, nunca sin antes haberlo intentado. También a veces, se insiste y se consigue mantener lo perseguido y, a la larga, tan solo nos estamos perjudicando con esta tregua.

Hoy, en mi, no te acostaras sin aprender algo nuevo, he aprendido que. Si desde el primer momento se perciben señales, las cuales indican claramente que se debe poner fin a algo que no ha llegado ni a empezar y que no se debe ni pensar en la idea de dar una oportunidad. Se debe hacer. He aprendido que, aunque cada oportunidad que brindamos a otros es a la vez nuestra propia oportunidad, deberíamos no pensar en nostros mismos tanto y en la oportunidad que estamos a punto de perder ya que ello provoca que se pierdan otras oportunidades, que podrían ser auténticas. Como se suele decir, no hay oportunidad desaprovechada, alguien viene detras y se la queda.



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