domingo, 10 de julio de 2011

La costa de los mosquitos

Ayer, vi ponerse el sol sobre el horizonte Atlántico. Se que desde este ángulo, jamas le veré salir, con lo cual, si esto no es lo que deseo, debo cambiar de enclave. La vida, no solo consta de finales.

Pienso en la tarea del sol y, me agoto. Me agota su poderío, su constante vitalidad, ese tesón insaciable en convencernos de que cada día es un sol distinto, que cada día nace y muere, o, muere y nace...

A las 06:00, me ha despertado un mosquito que , por el zumbido que emitía, debía ser enorme. Agradezco que así haya sido ya que sin pensarlo dos veces, he decidido bajar a la playa, no sin antes, por supuestísimo, desayunar como es debido, jamás perdono ese rato místico-ritual de mi desayuno. No culpo al pobre mosquito por su zumbido, posiblemente yo haya provocado su movimiento con mis ronquidos. Sí, ronco. El/la tiroides me oprime las cuerdas vocales y me desvía ligeramente la traquea provocando ese sonido ¨Philadelphia¨. Ello, me incomoda que de qué manera y procuro no compartir mis noches con nadie y, de suceder, mi subconsciente me impide conciliar el sueño libremente , para de esta manera , no llegar a roncar e incomodar al de al lado. He probado de todo llegando a la conclusión que, el mejor remedio, es dormir sola en compañía de mi propia melodía. Este estado que me produce saber que ronco y que por ello no quiero dormir con nadie, puede que identifique en mi algún ¨coco¨, ya sea la necesidad de no querer fastidiar a nadie o el hecho de que me de vergüenza. Sea como sea, esto que me sucede, roncar, es involuntario, yo no lo puedo controlar y aun así, quiero poner remedio a toda costa. y tú??? Este tú , que representa a todos nosotros.

Yo ronco, ronca el mosquito y lo haces también tú . Yo te escucho a ti, tú me escuchas a mi y ambos escuchamos al mosquito. Los tres somos culpables involuntarios. Cada uno , independientemente, escucha y despierta al otro, pero de esto, no nos queremos dar cuenta. Solo nos damos cuenta del ronquido del otro, sin apreciar el nuestro propio y lo peor de todo, pasándolo por alto.. omitiéndolo. Que dices, ¡ Yo no ronco, roncas tú!

Ayer, vi ponerse el sol sobre el horizonte Atlántico. Se que desde este ángulo, jamas le veré salir, con lo cual, si esto no es lo que deseo, debo cambiar de enclave. La vida, no solo consta de finales.

Son las 07:00, estoy en la playa. Hay una docena de cañas tendidas. Está caniculoso y la mar con aspecto muertecino. Estoy descalza , los pies helados, la nariz fría y el corazón en su sitio. Ni frío ni caliente... Hoy me despido de esta gotita de mar aplicándole el dicho: nunca digas, de este agua no beberé... aun sabiendo que es salada.

Ayer, vi ponerse el sol sobre el horizonte Atlántico. Se que desde este ángulo, jamas le veré salir, con lo cual, si esto no es lo que deseo, debo cambiar de enclave. La vida, no solo consta de finales.


Son las 00:30. Ya en Madrid. Aquí no hay mosquitos... ZzzzzzZzzzz

http://www.youtube.com/watch?v=-GiD6XBsc2M

1 comentario:

  1. El cambio de un lugar a otro totalmente diferente se puede resumir en una gota de agua, una diferencia de horario o la puesta de sol sobre el océano. O en un simple ronquido.
    Un saludo.

    ResponderEliminar