El viernes, mientras estaba en la peluquería, emplee 3 horas en mi, 3 horas en 3 meses, no está mal...
Me llevé acompañante. Este, pesa alrededor de un kilo y, nada tiene que ver con otros de su especie... en especial cuando tienen ese volumen. Estos otros, algunos, suelen ser excesivamente rígidos. Tienen esa presencia, ese engreído potencial, como si esa rigidez enmarcase o elevase su contenido, como si con su aspecto nos estuviese diciendo; eh!!! cuidado al manejarme, llega a mi interior, pero ojo, piensalo 2 veces antes de entrar, antes de llamar a mi puerta. Mi acompañante es a pesar de su volumen; ligero, provocador, su exterior es suave y fresco, bastante flexible, al igual que lo es su interior. Sedoso y también fresco, como lo es su carcasa. Ambos, interior y exterior se complementan. Como debe ser. Se adapta a mi, a mis necesidades, a mis momentos. Especialmente, cuando me abre el centro de su corazón, su alma. Llegado al ecuador, es cuando noto que se deja, que ya confía plenamente en mi, que confiamos el uno en el otro y, se rinde ante mi, reposando de forma relajada sobre mis muslos mientras permanezco sentada. Inconscientemente, lo acaricio, lo aireo, y en este transcurso, me afloran sensaciones. Me llegan pensamientos, me acechan ideas, siento alegría y, lo mejor de todo es, que me siento por dentro y, comprendo que el interior no es nada sin el exterior y que el exterior me complementa por dentro. Que por separado, no existo. Y encuentro semajanza con mi acompañante.
El viernes,curiosamente, en el lugar menos pensado y posiblemente el menos propicio, me sentí plena junto a este. Y, recapitulé. Nunca fui de hacer preguntas, nunca. Ni de pequeña cuando todos los críos están preguntando el por que, del por que. Entonces, no se ¨por que¨ lo hacia, pero hoy, estoy segura de por que no me gusta hacerlo. Una pregunta, nunca puede tener una sola respuesta, es imposible- y no me refiero al SI o NO rotundo- una respuesta, puede ser la opinión de cientos, ya que una pregunta es poseedora de infinitas respuestas. 1 +1= 2, pero 2 puede ser fraccionado hasta la micra, hasta la desintegración. No me gustan las preguntas, ni me gusta preguntarme. Espero respuestas sin formular pregunta, para mi, esa es la autentica realidad. Existen en nuestro interior, no hay que buscarlas, es cuestión de dejarlas fluir, sentirlas y ante todo, no intentar interpretarlas. Solo saber que han llegado. Percibirlas.
Empecé a tener acompañantes no hace tanto. Nunca les eché en falta. A pesar de que me dijesen que la soledad era peligrosa y confusa. Pero contrariamente, esto ha hecho que las respuestas me hayan llegado limpias, sin la manipulación de ideologías externas, sin esa posible alteración. Observar que, en estos nuevos compañeros que van llegando a mi, existe un vinculo desvinculado, que nos hacemos preguntas sin mediar palabra y que no hacen falta respuestas.
Ahora, van llegando a su debido tiempo, unos les busco, y otros llegan sin buscarles. Curiosamente, muchos son indigentes, aquellos que ya no sirven, o, que nunca sirvieron. Incomprendidos, mal interpretados , maltratados, arrojados fuera de las vidas de sus falsos amigos. Soy incapaz de verles vagando. Les acojo y les hago hueco junto a otros y, aunque aun no nos conozcamos profundamente, al menos, ese saludo, esa presencia cálida, nos brindamos mutuamente, cada día.
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Creo que es una consecuencia de la madurez.
ResponderEliminarEs verdad que llegados a cierto punto, una ya sabe que las preguntas no reciben buenas respuestas así que para qué hacerlas.
Besos desde aquí.