No siempre, uno elije su profesión , a veces, nos dedicamos a lo que podemos y otras, nos es impuesta por tradición. Estoy segura que la mayoría piensa que no es la acertada y que no se identifica lo suficiente con esta pero, trabajamos para poder vivir, más o menos… Otros eligen una profesión para poder llegar a ser “alguien”.
Cuando nos preguntan por nuestra profesión, solemos contestar; soy tal o soy cual, cuando bajo mi punto de vista, deberíamos decir, trabajo como/haciendo tal o cual.
De profesión podemos ir cambiando, el fontanero puede hacer de jardinero y viceversa, el médico puede hacer de barrendero y el abogado puede limpiar cristales. En un momento dado, todos (si se nos da la oportunidad y así lo deseamos) podemos realizar distintos tipos de trabajo con lo cual cuando nos preguntan , no deberíamos decir soy esto, sino, trabajo como o haciendo tal tarea/función. Soy Perico el de los palotes y trabajo como mecánico, trabajo como médico, trabajo como… pero soy Perico ,o, soy Perico, presidente de tal o cual , pero ante todo, eres Perico.
Esto es complejo, es algo que siempre me ha dado vueltas en la cabeza y he analizado en más de una ocasión y, lo que está claro es que la sociedad se distingue/selecciona en relación a la profesión o cargo que se ejerza y nos autodeterminamos anteponiendo nuestro titulo (si es que se tiene) ante nuestra persona y, de alguna manera se nos trata con cierta distinción , según éste “nivel”, siendo qué, se llega a éste , porque hay otros que están por “debajo” y, curiosamente, estos, los de “abajo” son los que en mayoría halagan a los del nivel superior. Sienten un respeto irrevocable por el médico, el cura, el abogado (aún sucede) siendo que de esta forma, con este acto, ellos mismos se están degradando ya que, les distinguen como superiores siendo que, todos y cada uno de los seres del planeta, son idénticos y merecen el mismo respeto y consideración independientemente del cargo o puesto que este desempeñe. Estos mismos son los que se ponen entre sí el distintivo, la divisa y, después se protesta del trato obtenido y de las diferencias.
El escritor, el pintor, el cocinero, sastre, matemático, cantante, albañil, ingeniero, barrendero, todos y cada uno de estos y los demás, somos personas y como tal deberíamos tratarnos, sin más. Todos padecemos enfermedades, tenemos las mismas necesidades fisiológicas y el último momento de nuestras vidas, es igual para todos. Eso sí, posiblemente la inscripción en la lápida, siga siendo distinta.
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Es verdad, siempre que me lo preguntan, digo mi oficio para abreviar; pero si me preguntan si soy profesional, respondo que efectivamente como (o comía)de mi actividad, y que si lo que quiere preguntarme, es si soy lo suficientemente bueno, agrego que soy correcto, puntual y fiable, con lo que creo responder con claridad a la pregunta. También digo que soy un mercenario; que salvo BBC, puedo cumplir decorosamente en ámbitos muy diversos.
ResponderEliminarRecuerdo en mi infancia, el trato reverencial que se prodigaba a los médicos, y cómo fue un shock presenciar cuando un amigo echó de su casa a un médico del seguro con cajas destempladas por una actitud soberbia y poco educada. Yo no lo hubiera hecho en ese momento de mi vida; era muy joven y seguía las convenciones y ejemplo de mis mayores, sin considerar que tenía el mismo derecho que cualquier profesional, a ser tratado con el debido respeto. Entiendo que uno sienta respeto por el esfuerzo que supone cualquier carrera universitaria; pero no debiera ser irrespetuoso ante la carencia de un diploma en la pared. Soy de los que dan los buenos días al conductor del autobús, en la mercería de barrio o el banco, porque considero el saludo y el trato puntual, la única oportunidad de dar la pincelada de amabilidad que para mí deseo, con alguien que trabaja para servirme de alguna manera.
Aquellas muestras excesivas de respeto se han relajado con los años, y en algunos casos han virado en la dirección opuesta sin que yo pueda entender bien los motivos para semejante cambio. Agredir a un maestro era algo casi impensable en mi edad escolar, y si digo casi, es porque supe de un caso en mi colegio; el de un joven peruano que llevaba dos o tres años de retraso en relación a su edad y había zurrado a una maestra. Conocí a aquel chico, y si bien era bastante burro, no era malo, así que supongo que habría tenido un mal día o aquella docente no había considerado la edad del alumno ni la posibilidad de que alguien respondiera con violencia a algún castigo. Hoy, sin que sea algo de todos los días, no es nada llamativo que algún alumno o padre, actúe como un energúmeno con agresiones físicas, amenazas o daños a las pertenencias del profesor.
Creo que prefiero la tontería de antaño.
Querido D.Rodrigo!
ResponderEliminarN o hay nada mejor que saber ofrecer un saludo sea a quien sea, obsequiar con ese reconocimiento mutuo , como personas que somos. Negar el saludo es de arrogantes y orgullosos y por supuesto ambos ¨dones¨, pueden ser considerados , pecado?
Siempre predico la estética, en su amplio sentido de la palabra, de ahí nacen gran parte de los principios básicos. El respeto
entre los seres es imprescindible, pero a este, cada vez se le considera como del dominio de los imbéciles ya que el respeto
es según muchos, carecer de libertad... pero que equivocación