martes, 21 de diciembre de 2010
Chorradillas
¿ Qué se siente cuando no se siente nada? que gran imposible, el hecho de sentir que no siento nada, significa precisamente haber llegado al mayor grado de sensibilidad, no sentir nada es sentirlo todo, no sentir nada es sentir el universo, no sentir nada es escuchar aquello que carece de sonido, no sentir nada es ver aquello que no es físico, no sentir nada es acariciar sin tener tacto, no sentir nada es oler sin tener olfato, no sentir nada es caminar permaneciendo inmóvil, no sentir nada es amar sin estar enamorado, no sentir nada es decirlo todo sin mediar palabra, no sentir nada es saborear sin papilas gustativas....Cómo puedo decir que no siento nada, de poderlo constatar, estaría muerta y, entonces sería cuando nada sentiría pero, tampoco lo podría afirmar, pues aquí, no estaría.
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No creo que pueda llamársele a lo que le ocurre: "no sentir nada"; estoy con Ud. en que, libres de arrebatos y en una armonía serena, uno es capaz de deslizarse entre los estímulos con una equidistancia imposible en tiempos de exaltación o pena. Parece más bien un nirvana occidental, que no pretende la abstención de los deseos materiales, sino que se conforma con los ya obtenidos sin hipotecar tiempo y esfuerzos en la lucha por lo ue no es imprescindible. Vivo como Ud. menciona desde hace un tiempo (si obviamos algún que otro cabreo por decisiones gubernamentales u obsecaciones sistémicas). En estos estados, nos es dado percibir una realidad inasequible a los que se afanan por cumplir sueños que en el fondo no tienen chicha trascendental. En épocas de crisis, los satisfechos venidos a menos, se ven obligados a experimentar una austeridad a la que siempre despreciaron como: "cutrez", llegan a la conclusión de que no son necesarios los excesos; que sin embargo exigen pequeños peajes, que sumados, condicionan la vida sin grandes satisfacciones a cambio.
ResponderEliminarCelebro su estado de armonía, y puedo entender que una persona que se expresa como Ud., se ha liberado a sí misma de esclavitudes superfluas.
Hay pequeños placeres o abandonos, que sólo son posibles en la gracia que la ocupa. Disfrútelo, y reparta los frutos luego, para extender la paz de espíritu más allá de sus fronteras.