Lo llamo, estar en transito o, transición.. éste es un estado que crea inseguridad, ansiedad,inestabilidad, hasta que se consigue aceptar o, entender y, ante todo determinar.
Según vamos viviendo y, aunque no constantemente, vamos avanzando más o menos rápido/lento y, no precisamente en movimiento. Es ese avance sin espacio,no visible pero sí necesario para "avanzar". Hay veces que, sin hacer mayor esfuerzo se encuentra la pasarela que nos lleva al próximo estado. Puede ser de la mano de un nuevo amor, de amigos, un cambio de trabajo, cualquier cosa. En la mayoría de los casos, no hay quien nos extienda la mano para cruzar y, en realidad, es mejor que nadie nos ayude y hacerlo solitos, lo de pasar al otro lado. Ocurre que, a veces nos damos cuenta o, imaginamos que la pasarela no es lo suficientemente solida como para aguantar nuestro peso y transportarnos a ese otro extremo. Nos provoca inseguridad y preferimos quedarnos en el estado actual aun sabiendo que este, nos produce la misma ,o, más inestabilidad, pues no es donde realmente queremos estar o, no debemos estar, ya. Sabemos que ya no pertenecemos a este grupo ,o, estado, de ninguna de las maneras. Pero ahí permanecemos con nuestras dudas y temores que lo son de cualquier manera, sí o sí.
Hay transiciones ,o, tránsitos de difícil asimilación y que lo llevamos a cabo ,irremediablemente, con o sin compañía. Como por ejemplo, envejecer. Tener un cuerpo que deja de acompañar a la mente ,o, viceversa y en especial hoy día que se rinde culto a la eterna juventud. Esta es una de las pasarelas que todos tenemos que pasar y es una de las que más cuesta atravesar ya que es forzosa y sin posible retorno y, porque sabemos que desde esta pasarela en rampa, vemos practicamente el final aunque, no el fin.
Existen las pasarelas del niño que va percibiendo que va dejando de ser lo y, se agarra a la falda de su madre como acto de negación y egoísmo a crecer y perder esa seguridad que le proporciona la falda pero que le limita su desarrollo. Un nuevo amigo/a puede servirle como plataforma de lanzamiento, o, una mañana al despertar se siente distinto y despega el solo. Estas y otras, son las pasarelas que van acompañando a nuestro reloj biológico humano pero no por ello, dejan de ser traumáticas y casi siempre nos marcan.
Hay veces que estamos constantemente pensando en esa pasarela pero como he dicho , nuestro miedo e inseguridad nos frena y seguimos y seguimos pensando en pasar y nuevamente frenamos. Esto suele suceder con frecuencia en las relaciones en pareja, cuando se lleva conviviendo durante largo tiempo pero que ya no se está, se ha dejado de amar, se está incómodo,o, peor, existen maltratos variados y mutuos. Cuando realmente nos va mal y somos muy infelices y vislumbramos como pueden ser los momentos venideros con esa persona y el pensarlo, nos hace sufrir de horror y, aun así, seguimos dudando en pasar la pasarela que está ahí a un paso y retrocedemos pensando que igual de malo puede ser el otro lado... Y si me caigo al vacío en el trayecto.. No solo estamos restringiendo nuestra posibilidad de, no digo ser felices, pero al menos sentirse libre y, liberar al otro que posiblemente se encuentre en la misma situación y, si no es así, no merece ser engañado ya que este, también puede y merece una oportunidad si no es correspondido. Durante muchos años,solo pensaba en cruzar esa pasarela. Cuando no era por pitos , era por flautas, cuando estaba a punto una vez, se muere mi abuela y lo dejo pasar, cuando lo estaba otra, se muere mi abuelo y nuevamente un paso atrás, cuando, cuando, cuando.. nunca veía la pasarela lo suficientemente firme como para pasar y pasaron los años y muchas circunstancias que me empujaban a pasar y morir en el intento, o morir sin intentarlo y, un instante mágico, el instante que tuvo que ser,sin mirar si era firme o no, crucé y desde el otro lado, vi lo débil que había sido durante tantos años y lo fácil que habís resultado pasar y me reí de mi misma. Crucé con el peso de 2 y aun así aguantó firme y, firme aguanté. Desde aquí, desde este lado,me digo que mil veces mil hubiera preferido caer en el vacío, que quedar al otro lado.
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Con que gracia, Sila, has dicho una verdad como una casa...como un castillo.
ResponderEliminarEstrella