Lápiz vs Sharpie
Desde niña siempre me gustó la escritura, me gustaban los largos dictados, escribía e imaginaba y era doblemente agradable. Otra cosa era a la hora de corregir, mi caligrafía era impecable pero siempre dudaba de si la ortografía también lo iba ser. No tuve oportunidad de cursar toda la EGB en España ya que con 6 años mis padres y mi familia nos marchamos de nuevo a Australia durante 5 años. Ya habían estado anteriormente justo eso, hacía 6 años ya que yo había nacido en Australia y regresábamos otra vez. De repente dejé de escuchar hablar Español excepto en mi casa y, sin saber en qué momento hablaba ya inglés. De los 6 a los 12 cursé en Australia y yo sola me las apañé para seguir aprendiendo gramática. Utilizaba un librillo de gramática y las revistas ¨Semana¨ que llegaban con meses de demora y que una vez mi madre y hermana las habían ojeado me las pasaban a mí para leer, ellas me dictaban y después corregíamos. Copiaba casi todos los relatos y así me parecía aprender mejor, leyendo y escribiendo a la vez. A la inversa, al llegar a España nadie de mi entorno hablaba inglés y mis hermanos y yo dejamos de hacerlo de ipso facto, lo cual me vi de nuevo buscando métodos propios para no olvidar lo bien que había aprendido a hablar y escribir en inglés. En España en 1975 que es cuando regresamos de Australia, poca gente hablaba inglés pero sí pude comprar algunos libros y uno de ellos de gramática inglesa avanzada. Con esto y escuchando música Rock que por entonces era todo en inglés y , cantándolo seguí manteniendo el nivel e incluso mejoré ya que pasé de hablar inglés de infante a ir enriqueciendo mi vocabulario. Afortunadamente, el dominio de esta lengua me proporcionó grandes oportunidades de trabajo que a la vez, debido a haber estado siempre en multinacionales y siendo el inglés el idioma oficial en estas, seguí evolucionando.
Me gustaba escribir con lápiz por el sonido del
desliz por el papel y el magnífico olor de la madera y el grafito pero,
apretaba tanto que me quedaba sin punta por desgaste o por rotura de la mina por la presión ejercida, lo que me
hizo optar por el BIC naranja.
Considero que cuando nos prestamos a escribir la novela de nuestras vidas lo hacemos con lápiz, ponemos tanta presión como lo hacía yo de pequeña que, nos quedamos sin punta por desgaste o rotura. Nos empeñamos en que nuestra caligrafía sea gruesa y presionamos para que así sea. De esta forma dañamos el papel de nuestra vida e influye en el papel de los demás. Apretamos tanto que nos duele, apretamos tanto que nos confunde, apretamos tanto que nos debilita, apretamos tanto para hacerlo más que el prójimo, apretamos ya sin saber por qué… y nos vamos quedando sin lápiz con que seguir escribiendo aquello que realmente es vital y, llegados a este punto, no hay marcha atrás.
De niña apretaba mucho el lápiz al escribir y mi dedo corazón llegó a estar deformado, tanto que aún se percibe ligeramente la diferencia con el otro dedo gemelo, me dolía el brazo y sufrí de bruxismo. Era una niña y obviamente no tenía la capacidad de entender que efectos negativos me estaba provocando esta ¨manía¨ adquirida. Fue en el colegio en Australia donde el psicólogo me ayudó a eliminar este mal.
El 20 de Enero, alguien sumamente influyente en este planeta ha decidido escribir la novela de la vida de todos nosotros y lo hace con un rotulador Sharpie apretándolo al máximo con la peligrosidad que ello conlleva pues, tiene un ejército inagotable de material de escritorio...